El 23 de febrero de 1945, Kenneth Parker envió a Eisenhower, un primer y exclusivo juego de estilográfica y portaminas «Five Star model», como así es denominado en la carta anexa. Kenneth le hizo saber que esperaba fuera usado pronto en la «firma de algún documento importante» y le solicitaba una foto autografiada del acto de esa firma.
La estilográfica era una especial Parker «51» fabricada en el color «khaki tan» de Ike Eisenhower con un capuchón Coronet en oro sólido rosa y verde de 14k.
Carta del general Eisenhower a Kenneth Safford Parker, tras recibir el juego de plumas «51».
1 de abril de 1945.
«Estimado Kenneth: me sorprendió recibir otro de sus hermosos juegos de estilográfica y portaminas.
Realmente creo que este es aún más atractivo en apariencia que los otros. Debo decir que el recuerdo de ese viaje en avión en Filipinas en 1937 parece volver a su mente con una frecuencia notable. De todos modos, mil gracias. Me apena oír hablar de la muerte de Fred Fiarman. Por todo lo que he oído, muchos de nuestros viejos amigos en Filipinas deben haber sufrido las dificultades más aterradoras de los últimos tres años. A veces me pregunto si alguna vez habrá una firma formal de algún documento importante en relación con el eventual fin de las hostilidades en Europa. No estoy tan seguro. Sin embargo, si yo fuera parte de tal cosa, renuevo mi promesa de usar mi regalo de ustedes en la ocasión. Ya he encargado a un asistente con la responsabilidad de que sea tomada la foto en su caso. Una vez más, mi agradecimiento.
Buena suerte. Sinceramente.»[Traducido]
Finalmente, un «importante documento», la Rendición Alemana, sería firmado y Eisenhower dió las instrucciones necesarias para que su estilográfica Parker «51» fuese una de las firmantes.
Tras la firma, el General Eisenhower obsequió su Parker «51» al President Harry S. Truman.
El 14 de octubre de 1943, Kenneth Parker escribió a Eisenhower haciéndole saber que le gustaría enviarle una serie de estilográficas Parker «5I», que serían casi exclusivas para que Eisenhower pudiera obsequiarlas, como recuerdo de sus servicios, a las personas que prestaban servicio en el Cuartel General de las Fuerzas Aliadas. Se manufacturarían en un color especial Ike Eisenhower (khaki tan) y ese color no se volvería a utilizar.
Transcribo a continuación correspondencia cruzada sobre estas Parker «51»:
El 2 de febrero de 1944, Eisenhower le respondió:
«Estimado Kenneth: Tus dos cartas escritas el 24 de diciembre me llegaron hoy. Las estilográficas que envió por el mismo correo, sin duda, se reenviarán desde el norte de Africa en una fecha temprana. Una vez más, me veo obligado a sentirme abrumado por su amabilidad y cortesía, pero reconozco el punto con respecto a su «ser de la casa», con la siguiente salvedad. Tengo una fuerte sospecha de que después de que algunos de mis amigos hayan visto estas plumas, su fama se extenderá hasta el punto de que probablemente me veré obligado a pedir más. Si me permites tener el privilegio de escribirles sobre la base de hacer al menos un pago de precio de fábrica por ellos, estaré verdaderamente agradecido. Tal vez le interese conocer los nombres de algunos que pretendo como primeros destinatarios de estos regalos. Incluirán al General Alexander, el Almirante Sir Andrew Cunningham, el Mariscal jefe aéreo Tedder, el general Patton, el general Bradley, el general Spaatz y uno o dos más…» [Traducido].
EL GENERAL EISENHOWER AL ALMIRANTE ANDREW BROWNE CUNNINGHAM.
26 de febrero de 1944.
«Durante mucho tiempo he deseado encontrar algún pequeño artículo que pudiera obsequiar personalmente como recuerdo a cada uno de los miembros principales del Alto Mando Aliado durante la Campaña del Mediterráneo del año pasado. Deseaba algo que fuera útil y duradero. Finalmente, con la generosa cooperación de la Parker Pen Company de los Estados Unidos, he obtenidos unas pocas estilográficas de un tipo y color especial. Estoy enviando una de ellas a cada uno de los oficiales que sirvieron en el Mediterráneo como Comandante en Jefe de su respectivo Servicio Aliado; también, a tres miembros del Estado Mayor Aliado. Usted encontrará en el mismo paquete un frasco de la tinta más adecuada para esta estilográfica en particular. He tratado tantas veces de expresarles mis sentimientos de admiración, así como la obligación personal y oficial, por los grandes servicios que habéis realizado durante ese año que no diré nada más sino que espero que esta pluma os recuerde diariamente esos sentimientos».[Traducido].
(1) Una carta similar a esta, junto con el regalo, se envió a los principales miembros del personal de Eisenhower en AFHQ. Sólo se fabricaron nueve ejemplares de este tipo particular de pluma.
GENERAL EISENHOWER A KENNETH PARKER.
26 de febrero de 1944
«Querido Kenneth: Sus estilográficas llegaron y después de realizarles un ligero trabajo de grabado ya las he enviado a un número a personas a las que me sentía especialmente obligado, tanto personal como oficialmente. Entre ellos figuran los cuatro comandantes en jefe que sirvieron bajo mi mando durante la Campaña del Mediterráneo, mi Jefe de Estado Mayor y uno o dos más. En cada caso, estuve encantado de decirles que fue la generosa cooperación de la Parker Pen Company la que me hizo posible enviarles el regalo. Estoy seguro de que cada uno estará encantado con el presente. Me complacería que agradeciese a su secretaria, la señorita Frances Carlson, por su cortesía…» [Traducido].
El General Eisenhower se había comprometido con Kenneth Parker para utilizar una de sus estilográficas si se firmaba algún tipo de documento con los alemanes.
Eisenhower cumplió su promesa y la fotografía del General posando con dos Parker «51» extendió la idea de que solo ellas fueron las firmantes en la rendición alemana de 1945, pero las manifestaciones de su ayudante, Capitán Butcher, nos indican que no fué así.
«… yo tenía tres estilográficas, y Eisenhower, si él lo deseaba así, ahora podía enviar las Parker «51», al Presidente Truman y al Primer Ministro Churchill, y la mía a Kenneth Parker. El único problema es que la mía era una Sheaffer. (ver lectura recomendada)
En 2019 comencé una investigación acerca de la posible existencia de una Sheaffer´S utilizada en la firma de la rendición alemana en Reims el 7 de mayo de 1945.
Teníamos la posible pista de esta Sheaffer’S que emanaba del libro del Capitán Butcher, asistente de Eisenhower. El siguiente paso sería encontrar alguna evidencia de su existencia física.
Busqué entre muchas fotos históricas. Pude encontrar y encontré esta en la que vemos al General Jold firmando con con una estilográfica que, con su capuchón oscuro, podemos afirmar que no es una «51». Esto, aún pudiendo ser una evidencia discutible por la posibilidad de que la fotografía hubiese sido coloreada, me animó a continuar.
Analizando videos de esta ceremonia pude observar uno, que he extractado, en la que se observa esta tercera estilográfica, confirmando así la versión del Capitán Butcher.
Se habla de Reims y el Acta de Rendición germana -con sus cuatro copias que vemos firmar con la Parker «51» en la películas existentes del acto-, pero con todos los indicios, si no pruebas, de la existencia de la Sheaffer´S no me di por vencido y seguí curioseando acerca de lo que se firmó allí. Pronto descubrí que entre los aliados había dos intereses divergentes; Eisenhower quería la firma de la rendición ya, allí, en Reims; los soviéticos querían que se firmase en el mismo corazón nazi, en Berlín, y por el Alto Mando alemán. De modo que, para conciliar los intereses de ambos, en Reims no solo se firmó el Acta de Rendición sino, además, el compromiso alemán de que esa rendición se ratificaría a petición de los aliados y por el Alto Mando (entonces entendí por qué había dos «rendiciones» alemanas. Una en Reims… y otra en Berlín).
Así conocí que se había firmado en Reims, tanto un Acta de Rendición (Act of Military Surrender) -del que ya tenía una buena reproducción- como, también, un Compromiso de Ratificación (Undertaking Formal Ratification) del que ni siquiera conocía su existencia.
Con este nuevo conocimiento, y habiendo visto que las 4 copias del Acta de Rendición habían sido firmadas con la «51», tomó cuerpo mi teoría de que el Compromiso de Ratificación sería firmado por la Sheaffer´S. Si yo estaba en lo cierto, aunque el color de la tinta fuese igual, pues es de suponer que Butcher las cargase con un mismo tintero, la huella del plumín sobre el papel sería diferente.
Tendría que obtener una copia de ese Compromiso de Ratificación con buena resolución y ¿a quién pedírsela? Pues nada; le cuento mi teoría -para animarla, claro, pues no sabía si me enviarían al güano por mi atrevimiento- a la Jefa de Staff del Archivist of the United States quien encantadora y amablemente puso a mi disposición a otra gente amabilísima que, en un plazo razonable, me facilitó una magnífica copia del Compromiso de Ratificación, donde, por comparación, yo aprecio con toda claridad que se trata de dos estilográficas distintas.
La firma de la izquierda, la del Acta de Rendición, firmada indubitadamente con la Parker, tiene el trazo suave y amable de una «51», en tanto que la firma de la derecha, que corresponde al Compromiso de Ratificación, su trazo es más agresivo, arañando la fibra del papel propio de un plumín «abierto», y tiene un mayor flujo de tinta.
Courtesy of National Archives Records Administration at College Park.
Finalmente, en diciembre de 2019, la Biblioteca y Museo Presidencial Dwight D. Eisenhower con el que había estado en contacto durante la investigación, confirmó la existencia actual y la ubicación de esta histórica estilográfica Sheaffer´S Valiant.
De modo que, como aprovechando el 75 aniversario al final de la Segunda Guerra Mundial, ¡la Sheaffer’S Valiant firmante en los documentos de la rendición alemana ha salido a la luz!
Mis Tres Años con Eisenhower: El Diario Personal del Capitán Harry C. Butcher.
Reims (Francia) 6 de mayo de 1945.
El Capitán Butcher escribió al año siguiente, en 1946, en su libro My Three Years With Eisenhower: The Personal Diary of Captain Harry C. Butcher.
Reims (Francia) 6 de mayo de 1945.
Cuando Walter Bedell «Beetle» Smith, el Jefe de Estado Mayor, llegó alrededor de las 5, entré y hablamos sobre el previsible acto de la rendición alemana. La siesta había mejorado su disposición; fue amable, comprensivo y cooperativo. Le dije que era obligación mía, como responsable del diario personal de Ike Eisenhower, hacer arreglos para que el mundo conociera los hechos históricos y que no era solo su espectáculo. Estuvo de acuerdo pero no le gustó la idea de tantos micrófonos sobre la mesa. Inmediatamente me comprometí con esto, ya que sabía que Brownie podría obtener una grabación razonablemente buena con un solo micrófono tanto para radio como películas. Beetle estuvo de acuerdo. Solté un suspiro de alivio y le conté el arduo trabajo en el que había estado envuelto y él dijo:
“¿Tu arduo trabajo? ¿Qué crees que estamos haciendo los demás?
A Beetle ni siquiera pareció importarle cuando le dije que tal vez había unos veinte feroces corresponsales de prensa trabajando en vivo y en directo en una habitación justo debajo de su oficina. Él simplemente dijo: «Ahora que están aquí, haz lo mejor que puedas por ellos».
Justo cuando salía de la oficina, él dijo:
“Ike me pidió que te hiciera superintendente de las plumas estilográficas. Toma estas dos y asegúrate de que se usen en la firma y que nadie las robe».
«Sí, sí, señor», le dije, mientras yo las examinaba, Beetle dijo que una de ellas era de oro puro y la otra chapada en oro. Yo sabía que habían sido enviadas al general Ike por un viejo amigo que conoció en Filipinas hace muchos años, Kenneth Parker, quien meses atrás había solicitado que, cuando se firmara la paz, se usaran estas estilográficas. Sin embargo, había estipulado que se le enviara una.
A esa hora había mucho trasiego por los pasillos. Jodl y su ayudante estaban llegando. Salió con arrogancia del automóvil al edificio de la sede, sin expresión. El militar de guardia les saludó y el Jefe de Estado Mayor alemán devolvió el saludo y, como Friedeburg, sin hacer el gesto nazi. Fue llevado a la misma oficina utilizada anteriormente por Friedeburg, donde este último, con el coronel Poleck, estaba sentado. Pawley, que prácticamente tenía su oído en el ojo de la cerradura, informó que cuando el Almirante abrió la puerta para admitir a Jodl, no hubo saludo, pero Jodl exclamó: «Ah-ha». La puerta se cerró, pero pronto salió el Almirante y preguntó por café y un mapa de Europa. Se podía ver a Jodl andando por la sala de arriba abajo.
Poco después de las 6, Jodl y Friedeburg fueron llevados por Ken Strong a la oficina de Beetle, donde nuevamente Strong fue el intérprete. Se quedaron casi una hora y media. Después, Beetle y Ken fueron a la oficina del general Ike. Al salir, Beetle le dijo a Ruth Briggs que fuera a recoger a Susloparov. El general de Gaulle había enviado al general Sevez, en representación del general Juin, el jefe de gabinete, que estaba lejos de París.
Bajé para ver a los corresponsales de prensa y observé que el general Allen tenía la situación bien manejada, pero estaba en una situación difícil porque otros corresponsales, particularmente los «especiales», clamaban por estar presentes. No los culpé por intentarlo, pero los diecisiete seleccionados por el Departamento de Relaciones Públicas en París fueron considerados representativos y darían cobertura mundial. Sentí que era un momento apropiado para volver a subir a la torre de marfil y recuperar mi papel de un ayudante digno del Comandante Supremo. Estaba listo para abdicar cualquier tarea de DRP al director del mismo. El general Allen estaba listo para hacerse cargo, pero no le envidiaba su trabajo.
Cometí el error de mostrarle al general las estilográficas que se utilizarían para firmar la rendición y me pidió que se los mostrara a los corresponsales y también para que las captasen los fotógrafos.
Beetle y Ken estuvieron con el general Ike unos veinte minutos cuando Strong reapareció en el momento en que llegué a la oficina del general Ike. Beetle y Strong habían terminado el progreso de las negociaciones con Jodl y Friedeburg. Se habían reunido con Susloparov, quien hasta ahora no había estado en contacto con los alemanes. Ken Strong me había dicho que habría un retraso de al menos tres horas, porque Jodl, que trajo una máquina de cifrado, había evacuado una consulta a Doenitz.
Strong estaba entrando para hablar más con los alemanes cuando entré en la oficina del general Ike para ver si no estaba lo suficientemente cansado como para volver a casa. Nos invitaron a una recepción pero el general Ike no estuvo dispuesto a asistir hasta que le dije que Susloparov y Sevez habían sido invitados y habían aceptado. Pensó que se pasaría unos minutos y luego iría a cenar a casa.
El general Ike me recordó que me aferrara a las plumas estilográficas para salvar mi vida porque había prometido enviar una a su viejo amigo Parker, y tenía en mente darle la de oro macizo al presidente. Le pregunté cómo se ocuparía del Primer Ministro, ya que, después de todo, es un Comandante Aliado.
«Oh, Señor, no había pensado en eso».
En ese momento sonó el teléfono. Era Ken Strong; los alemanes habían insistido nuevamente en cuarenta y ocho horas más. Sin dudarlo, Ike dijo:
“Les dices que cuarenta y ocho horas después de esta medianoche, cerraré mis líneas en el frente occidental para que no puedan pasar más alemanes. Ya sea que firmen o no, no importa cuánto tiempo tomen.”
Los alemanes, por supuesto, tenían miedo de los rusos y buscaban rendirse a las fuerzas francesas, estadounidenses y británicas. El general Ike dejó en claro que las cuarenta y ocho horas comenzarían a correr a medianoche.
Con este ultimátum, salió de la oficina.
¡Rendición!
lunes 7 de mayo de 1945
Alrededor de la 1:30 de esta mañana me llamaron por teléfono. Era Ruth Briggs. Ella dijo: «La gran fiesta está en marcha», el general Ike ya había llegado y que yo, como custodio de las plumas estilográficas, debía apresurarme a la sede.
«¿Cómo podría terminar la guerra sin las estilográficas?» dijo ella burlándose y me llevó en tiempo récord.
En la puerta principal había un nido de avispones corresponsales de prensa esperando para entrar al edificio de la escuela. Si tuviera sentido común, o si los hubiera visto primero, habría conducido por la escuela hasta el patio y habría entrado sigilosamente a las oficinas por la parte de atrás. Habían conducido desde París con la posibilidad de que se les permitiera cubrir la ceremonia, a pesar del hecho de que un grupo de diecisiete ya estaban dispuestos en la sala para el trabajo. Respetaba su trabajo, pero desde el punto de vista de muchos corresponsales que se habían quedado en París y no habían ido a Reims con el entendimiento de que no se les permitiría entrar a la ceremonia, no había mucho que se pudiera hacer por ellos, a pesar de mi deseo normal de ser lo más útil posible. De pie en los escalones, les informé apresuradamente sobre los acontecimientos de los dos días y les dije que buscaría de inmediato al general Allen y conseguiría que los tratara directamente.
Encontré al general Allen con el general Bull, tratando de resolver los detalles del procedimiento para cumplir con la orden del Jefe de Estado Mayor Combinado de que los gobiernos de Washington, Moscú y Londres anunciarían el final de la campaña simultáneamente pero en una fecha posterior. Le di el mensaje al general Allen, pero el acosado general no pudo hacer mucho al respecto.
Estaba a punto de perderme el gran espectáculo, así que me apresuré a la sala de guerra, donde encontré a los oficiales rusos. El general Spaatz, el general Morgan, el almirante Burrough, el mariscal de aire Robb y el general Sevez ya estaban reunidos y esperando. El general Bull me siguió.
Bedell Smith llegó, miró por encima la disposición de los asientos y habló brevemente sobre el procedimiento. No parecía darse cuenta del único micrófono solitario del que dependía todo el mundo. Parpadeó ante los reflectores, pero sentí que ahora con el grupo adecuado de diecisiete corresponsales reunidos silenciosamente pero atentamente en la parte trasera, no suspendería la publicidad del acto.
Llegaron el general Jodl, el almirante Friedeburg, los dos principales, escoltados por el general Strong y el general de brigada Brigadier Foord. El general Strong colocó los documentos para su firma frente al general Smith, ante quien puse la pluma estilográfica de oro macizo. Bedell Smith habló brevemente a los alemanes y Strong les interpretó. Dijo simplemente que las actas de rendición esperaban su firma. ¿Estaban listos y preparados para firmar? Jodl afirmó con un leve asentimiento. Ya tenía ante él la pluma chapada en oro. Jodl tenía dos documentos para firmar, así que cuando terminó el primero, recuperé la estilográfica dorada y la sustituí por el mío, uno que me entregó Charlie Daly en Argel. Con este firmó el segundo documento.
Los generales Smith, Susloparov y Sevez firmaron ambos documentos. Al final de la firma. El general Jodl se puso de pie, se dirigió al general Smith y dijo, en inglés:
«Quiero decir unas palabras».
Luego pasó al alemán, más tarde interpretado como:
«¡General! Con esta firma, el pueblo alemán y las fuerzas armadas alemanas son, para bien o para mal, entregadas en manos del vencedor. En esta guerra, que ha durado más de cinco años, ambos han logrado y sufrido más que quizás cualquier otra persona en el mundo. En esta hora solo puedo expresar la esperanza de que el vencedor los trate con generosidad.”
La hora oficial de la firma en el documento de entrega fue 2:41 a.m.
Yo tenía tres estilográficas, y Eisenhower, si él lo deseaba así, ahora podía enviar las Parker «51», al Presidente Truman y al Primer Ministro Churchill, y la mía a Kenneth Parker. El único problema es que la mía era una Sheaffer.
Un proyecto geológico inusual se llevó a cabo en la factoría Parker en 1950. Su objetivo: procurar dos docenas de piedras pequeñas de lugares ampliamente dispersos e importantes en la vida de Dwight D. Eisenhower. Los pequeños guijarros, del tamaño de una aceituna, provenían de Denison, su lugar de nacimiento en Texas, Abilene, West Point, Filipinas y a través de Normandía y Morningside Heights. Después de ser engastadas en bandeja de plata, se montaron en una base para un doble juego de estilográficas de escritorio en ónix y plata equipado con plumines «Ike-pointed»-51, con un doble baño de “plathenium” en cada punta. Era 1950, y debido a que Ike era entonces a la vez presidente de la universidad de Columbia y comandante de la OTAN, la mayoría de la gente tenía pocas razones para creer que podría ser atraído a otros campos. Pero antes de que el soporte de escritura fuera empacado al General, se agregó una última piedra blanca y se dejó misteriosamente sin etiquetar en cuanto al origen. La pequeña piedra blanca resultó ser profética, porque de hecho provenía de los terrenos de la Casa Blanca. Ahí ha vuelto. En el escritorio del presidente Eisenhower, en la oficina del ala oeste verde pastel, descansa el juego de escritorio. Desde entonces, la piedra blanca ha sido etiquetada como Casa Blanca.
En enero de 1955, los ejecutivos de Parker, Bruce Jeffris y Daniel Parker, presidente y vicepresidente de la compañía, respectivamente, obsequiaron y mostraron a Eisenhower las excelentes propiedades de su nuevo lápiz de grafito líquido había sido presentado en día anterior ante más de 70 medios de prensa en el Waldorf-Astoria de Nueva York. El Presidente mostró considerable interés en el producto.
Entre otras cosas, el presidente Eisenhower les dijo que conocía al padre de Daniel Parker, Kenneth y les contó que, en 1937 en Filipinas, estando Kenneth Parker en una gira comercial y siendo Ike Eisenhower teniente coronel, el ahora presidente del consejo de administración, Kenneth Parker, le dio algunas lecciones de vuelo en un Stinson(1) de la U.S. Army.
En esa misma recepción de enero del 55, Eisenhower les mostró un juego de estilográfica que estaba sobre su mesa en el Despacho Oval y que le había regalado Parker Pen Co. unos años antes cuando era presidente de la Universidad de Columbia y Comandante Supremo de la NATO, antes de ser elegido presidente del ejecutivo.
La base del escritorio, según les contó Ike, era particularísima; se había realizado con diferentes piedras procedentes de lugares importantes en la vida de Eisenhower; una pequeña piedra de la ciudad donde nació, otra de Filipinas, otra de Francia, otra de Inglaterra, etc. Parker fue premonitorio pues una de las piedras era de la Casa Blanca que Eisenhower ocuparía posteriormente.
Se manufacturaron doce estilográficas para este juego de escritorio, montando cada una de ellas plumines con diferentes características, tales como ancho, medio y oblicuo, para darle a Eisenhower la posibilidad de elegir. El optó por estas dos puntas anchas con un perfil perfectamente redondo de .055″ de ancho y .050″ de profundidad. William Moore, inventor del clip de arandela muchos años antes, fue el responsable de revisar las estilográficas para comprobar el ajuste y suavidad de las puntas con objeto de que el Presidente tuviese la más perfecta de las estilográficas.
Ike y Kenneth mantuvieron una buena amistad y se verían en varias ocasiones. En mayo de ese mismo año de 1955, Kenneth fue invitado a la Casa Blanca junto a otros empresarios en lo que se calificó como «comida de viejos amigos».
(1) Años antes Kenneth Parker había adquirido y volado en su particular Stinson SM-8A.
Con mi agradecimiento a National Archives Records Administration (NARA), y a Eisenhower Presidential Library & Museum. Ramón Campos.